Nuestros recomendados para el Primavera Sound 2025

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4/5/20258 min read

Voces que cruzan fronteras:

Desde la profundidad espiritual de Salif Keita, emblema vivo de la música de Malí, hasta la distorsión juvenil de Horsegirl, pasando por la electrónica con raíz flamenca de Judeline, el lirismo descarnado de Anohni and the Johnsons y la contundencia urbana de Central Cee, este abanico de artistas representa una visión contemporánea de la música sin etiquetas. Cada uno, desde su territorio sonoro, expande los límites de género y geografía para hablar de lo que nos une: emoción, identidad y resistencia. Un recorrido por voces únicas que se escuchan en los márgenes y que, sin embargo, resuenan en el centro mismo del mundo que viene.

🎸 Julie

Una banda angelina que ha venido rompiendo todos los esquemas del indie noise actual. Suenan a shoegaze con distorsión hasta el cuello, baterías crudas y voces casi fantasmales. Su estética visual mezcla lo nostálgico con lo glitch, y sus shows en vivo son verdaderas explosiones de energía. Piensan el ruido como una forma de arte, y eso se nota. Escuchalos con “Flutter” o “Pg.4 A Picture Of Three Hedges” y entendés por qué están en boca de todos. Julie es una anomalía ruidosa, una joya escondida de la escena angelina que está reviviendo el shoegaze con un filo más punk y abrasivo. Este trío surgido en Los Ángeles hace apenas unos años, se mueve entre guitarras cubiertas de fuzz, voces etéreas y un imaginario visual glitch, oscuro y encantador. Julie no hace concesiones: sus canciones no buscan ser amables, sino hipnóticas. En temas como “Flutter” o “Pg.4 A Picture Of Three Hedges”, hay una sensación constante de urgencia emocional, como si estuvieran intentando encapsular el vértigo de crecer en una era sobresaturada de imágenes, ansiedad y nostalgia reciclada. No tienen discografía abundante, pero su presencia ya es imposible de ignorar. Julie suena a lo que vendrá, pero con el corazón roto de los 90 latiendo fuerte.

💃 The Dare

Puro hedonismo y sudor post-punk. The Dare es el proyecto de Harrison Patrick Smith, que mezcla dance punk, actitud de club y letras que parecen escritas entre birras en un baño. Beats pegajosos, bajos grooveros y un sarcasmo que se te mete en la piel. Son como LCD Soundsystem si fueran más caóticos y salieran a romperla a cualquier fiesta en Brooklyn. The Dare no es una banda, es una fiesta hecha persona. Proyecto solista de Harrison Patrick Smith (ex Turtlenecked), The Dare irrumpió en la escena de Nueva York como un relámpago de dance-punk desenfrenado, sexual y descarado. Su hit “Girls” es puro descontrol y glam en clave millennial: un llamado a perder el control con una sonrisa cínica. Smith bebe directamente del espíritu de LCD Soundsystem, Talking Heads y el punk arty neoyorquino, pero con una ironía profundamente actual. No se toma en serio, pero se lo baila en serio. Es un guiño a la cultura de club, una crítica disfrazada de hit, y un recordatorio de que a veces el rock también puede (y debe) hacernos sudar.

🇪🇸 Carolina Durante

Probablemente la banda de rock en español más influyente de los últimos años. Desde Madrid, con letras ácidas, existenciales y a veces ridículamente cotidianas, Carolina Durante canaliza toda la ansiedad millennial con guitarras punk-pop y una actitud sin filtros. "Cayetano", "Joder, no sé" o “Perdona (Ahora sí que sí)” son himnos de una generación desencantada pero muy viva. Carolina Durante es la voz de una generación que creció entre la resaca del indie, la precariedad emocional y el humor ácido. Formados en Madrid en 2017, irrumpieron como un torbellino con “Cayetano”, un tema que mezclaba punk-pop, sátira política y un gancho infeccioso. Lo suyo es directo, sin filtro, como si estuvieran hablando con vos en el banco de una plaza. Sus letras narran el desamor, el desencanto juvenil y los dramas existenciales con una mezcla de cinismo y ternura. Han sabido mantenerse genuinos mientras crecían como banda, sin perder esa energía urgente que los convirtió en referentes. Son ruidosos, sí, pero sobre todo profundamente humanos.

🧨 Gouge Away

Desde Florida, esta banda combina hardcore punk con un lirismo emocional que te deja sin aliento. Gouge Away no solo grita, también sangra. Su sonido es visceral, con influencias claras de Fugazi y Sonic Youth, pero con una identidad propia marcada por la voz cruda de Christina Michelle. Si querés algo que te sacuda el alma y el cuerpo, esta banda es la que estabas esperando. En un mundo musical cada vez más filtrado y calculado, Gouge Away es puro nervio crudo. Esta banda de Florida canaliza el legado del hardcore noventero (Fugazi, Unwound, At the Drive-In), pero lo hace con una mirada intensamente emocional. Liderados por Christina Michelle, su música no solo es un grito de rabia, también es una confesión a pulmón. En su disco “Burnt Sugar”, muestran que se puede ser brutal sin perder sensibilidad. Gouge Away no tiene miedo de hablar del dolor, de la salud mental o de la alienación. Es música para exorcizar lo que no se puede decir en voz baja.

🚀 Stereolab

Los pioneros del post-rock espacial. Explora un universo donde el krautrock se mezcla con el pop lounge, el marxismo francés y los sintetizadores vintage. Su música es hipnótica, política y absolutamente única. Escuchar Stereolab es entrar en una dimensión paralela donde la experimentación es la ley. Stereolab es mucho más que una banda: es un universo sonoro. Desde los 90, este colectivo franco-británico liderado por Laetitia Sadier y el fallecido Tim Gane ha creado una obra profundamente intelectual y accesible a la vez. Su música es una mezcla exquisita de krautrock, lounge, bossa nova, synth pop y crítica marxista, envuelta en armonías dulces y loops hipnóticos. Stereolab inventó un lenguaje propio: politizado pero sensual, repetitivo pero nunca aburrido, retrofuturista y siempre elegante. Discos como “Dots and Loops” o “Emperor Tomato Ketchup” son esenciales para entender la evolución de la música experimental pop.

🪞 Glass Beams

Desde Australia llega esta propuesta instrumental que parece una cápsula sonora del futuro inspirada en la psicodelia india, los grooves del funk y el misterio del jazz cósmico. Glass Beams es pura vibra: máscaras, luces tenues, y una música que te transporta sin necesidad de palabras. Si sos fan de Khruangbin o Altin Gün, esto te vuela la cabeza. Son una experiencia multisensorial que se nutre del misterio, este proyecto instrumental emerge como un rito psicodélico que bebe del funk indio de los 70, los sonidos del jazz espiritual y la estética de la ciencia ficción vintage. Con máscaras doradas que ocultan sus rostros y composiciones hipnóticas que se construyen como mantras sonoros, han logrado un sonido envolvente y absolutamente único. Cada track parece flotar en un universo paralelo. No tienen vocales, pero hablan a través del ritmo, el groove y la atmósfera. Son pasado ancestral y futuro sideral, todo en uno.

🎤 Central Cee

El fenómeno del rap británico. Central Cee trajo el drill londinense al mainstream con un flow afilado, beats oscuros y una estética callejera que lo puso en la mira del mundo. Cada track suyo es un retrato de la vida en West London, con rimas directas y una actitud que no se negocia. Central Cee es el nombre artístico de Oakley Neil H. T. Caesar-Su, uno de los nombres más resonantes del drill británico. Criado en Shepherd’s Bush, al oeste de Londres, Central Cee representa una nueva generación de artistas que han sabido tomar los códigos del grime y el rap callejero para llevarlos a un nivel global. Su irrupción masiva llegó con el single “Loading” en 2020, pero fue con “Doja” (2022) que rompió las fronteras del Reino Unido, convirtiéndose en viral en TikTok y plataformas de streaming. Lo que diferencia a Central Cee es su habilidad para alternar entre barras duras, melodías pegadizas y una estética que mezcla lujo y crudeza urbana. A pesar de sus letras agresivas, hay una sensibilidad emocional que atraviesa sus tracks, como se ve en “Let Go” o “Commitment Issues”. Además, ha sabido construir una narrativa visual sólida, consciente del poder del branding en la era digital. Su talento, carisma y presencia hacen que muchos lo vean como el futuro del rap europeo.

🌊 Judeline

Judeline, originaria de Cádiz, es una de las voces más prometedoras de la escena experimental española. A sus poco más de veinte años, ha logrado tejer una propuesta que fusiona el folclore andaluz con las texturas electrónicas más vanguardistas. Su música habita un espacio intermedio entre lo ancestral y lo futurista, con letras introspectivas que abordan el deseo, la pérdida y la identidad. En temas como “Canijo” o “En el cielo”, se puede sentir una herencia flamenca que no se impone, sino que se filtra con elegancia en ambientes digitales y paisajes sonoros oníricos. Judeline también ha trabajado con productores como Alizzz, y ha sido elogiada por su originalidad y coherencia estética. Su música no busca complacer, sino construir una voz auténtica, firme y etérea a la vez.

🕊️ Anohni and the Johnsons

Anohni, anteriormente conocida como Antony Hegarty, es una de las artistas más singulares, visionarias y emocionalmente poderosas del siglo XXI. Nacida en Inglaterra y criada en Estados Unidos, Anohni emergió con Antony and the Johnsons, un proyecto que combinaba chamber pop, piano minimalista y una voz que parecía venir de otro mundo: andrógina, frágil y profundamente humana. Su álbum “I Am a Bird Now” (2005) ganó el Mercury Prize y es considerado una obra maestra de la vulnerabilidad artística. En los últimos años, Anohni ha tomado una dirección más política y experimental, abordando el colapso ecológico, la violencia de género y la crisis existencial global con una intensidad poética devastadora. Su último trabajo con The Johnsons es un regreso a lo íntimo, pero con la mirada puesta en el futuro de la humanidad. Anohni no canta, revela. No interpreta, transforma.

🌍 Salif Keita

Salif Keita es mucho más que un cantante: es una figura profundamente simbólica dentro de la historia de la música africana y global. Nacido en Djoliba, Mali, en 1949, desciende directamente del emperador Sundiata Keita, fundador del Imperio de Malí en el siglo XIII. Pero a pesar de su linaje real, su vida comenzó marcada por la marginación: fue rechazado por su comunidad y su propia familia por ser albino, una condición todavía estigmatizada en muchas partes de África. Esta doble identidad —noble y excluida— forjó el espíritu indómito que atraviesa toda su obra.

A lo largo de su carrera, Salif Keita ha sabido fusionar las raíces sonoras mandingas con influencias del jazz, el pop occidental y el afrobeat, creando un estilo profundamente espiritual, emotivo y universal. Su voz, áspera y luminosa, cargada de matices, ha sido una herramienta para contar historias de resistencia, identidad y belleza. En canciones como “Yamore” —una colaboración inolvidable con Cesária Évora— Keita revela su capacidad para generar conexiones culturales profundas, creando un espacio donde la nostalgia se vuelve luminosa y el dolor, elegancia.

Activista incansable por los derechos de las personas albinas en África, Keita no solo ha sido un embajador musical de Mali, sino también una figura de empoderamiento, inclusión y sensibilidad. En cada nota que canta hay siglos de historia, sabiduría ancestral y una visión contemporánea del mundo. Escucharlo es rendirse a una voz que, más que cantar, transmite la memoria viva de un continente.

🎧 Horsegirl

Horsegirl es una de las bandas más excitantes surgidas del under estadounidense en los últimos años. Desde Chicago, este trío compuesto por Nora Cheng, Penelope Lowenstein y Gigi Reece irrumpió en la escena con un sonido que remite a Sonic Youth, Yo La Tengo y el indie de los 90, pero con un enfoque fresco, cerebral y juguetón. Su álbum debut “Versions of Modern Performance” (2022) fue editado por Matador y recibió elogios por su manera de mezclar disonancia, melodía y sensibilidad arty sin sonar pretencioso. En su música hay algo de caos adolescente, pero también una madurez estética sorprendente para su edad. Horsegirl parece capturar el espíritu de una época que no vivieron, pero que reimaginan desde su presente con autenticidad. Tocan con zapatillas gastadas, cintas de casete y el ruido como bandera.

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